Reshma Saujani Fundadora y CEO de Girls who code
A la mayoría de las niñas se les enseña a evitar los riesgos y fracasos
Se nos enseña a sonreír de manera bonita, a ir sobre seguro, a sacar buenas notas.
A los niños, por otro lado, se les enseña a jugar rudo, a columpiarse alto, a ir hacia lo alto de las barras y después saltar de cabeza.
Para cuando ya son adultos, ya estén negociando un aumento o invitando a salir a alguien, están acostumbrados a asumir riesgo tras riesgo.
Se les recompensa por ello.
En 1980, la psicóloga Carol Dweck estudió cómo estudiantes brillantes de 5º grado realizaban una tarea que era muy difícil para ellos.
Encontró que las niñas brillantes se daban por vencidas rápidamente. Cuanto más alto era su coeficiente intelectual, antes tendían a darse por vencidas.
Los niños brillantes, por otro lado, veían el material difícil como un reto. Lo encontraban energizante. Tendían a redoblar sus esfuerzos.
Mi amigo Lev Brie, profesor de la universidad de Columbia que enseñaba introducción a Java, me habla de sus horas de oficina con estudiantes de ciencias computacionales.
Cuando los chicos tienen problemas con una tarea, vienen y le dicen: “Profesor hay un problema con mi código”; las chicas vienen y dicen: “Profesor, hay un problema conmigo”.
¿Qué está pasando?
Bueno, a nivel de 5º grado, las chicas sobrepasan a los chicos en todas las materias, incluyendo matemáticas y ciencias, así que no es una cuestión de habilidades.
La diferencia está en cómo los chicos y las chicas enfrentan un reto. Y no termina en 5º grado.
Un estudio de HP encontró que los hombres solicitan un empleo si cuentan con solo un 60% de las cualificaciones, pero las mujeres lo solicitan solo si reúnen el 100% de las cualificaciones.
En otras palabras, educamos a nuestras niñas para ser perfectas, y a nuestros niños para ser valientes.
Por este déficit de valentía, las mujeres están infrarrepresentadas en el sector de las tecnologías, en juntas directivas, en el Congreso, y en casi en todos lados donde miremos.
Tenemos que socializar a nuestras niñas para que se sientan cómodas con la imperfección, y tenemos que hacerlo ahora.
Tenemos que enseñarles a ser valientes en las escuelas y al principio de sus carreras, que es cuando potencialmente impactará más en sus vidas y en las de otros; y tenemos que mostrarles que las vamos a amar y aceptar no por ser perfectas, sino por ser valientes.
✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay
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