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Psicoterapeuta Claudia Garibay

Perspectivas clave para entender y afrontar la depresión

❤️En la depresión confluyen varios factores. Se trata de un trastorno complejo, multideterminado y heterogéneo en el que interviene la genética, la personalidad y el ambiente. Así, se puede entender la depresión como un trastorno provocado por la interacción entre factores biológicos, hereditarios, del desarrollo, el contexto y la personalidad. ❤️La literatura académica lo refiere como un trastorno entre la mente y el cerebro; de ahí su dimensión cognitiva. ❤️Hay varios tipos: melancólica, atípica, bipolar, psicótica, crisis de pánico y obsesivas, pero también hay depresión asociada a enfermedades físicas de tipo crónico, y a la pseudodemencia. ❤️Los expertos coinciden en la relevancia del factor ambiental y sociocultural. No todas las culturas entienden a la depresión como una enfermedad, e incluso desde el punto de vista del género, los hombres no suelen referirla. ❤️Como el ambiente social y cultural es el entorno fundamental del ser humano, la depresión se revela desde la alteración sensible de las funciones cognoscitivas que han de desplegarse en dicho ambiente no sólo a través de la relación interpersonal, sino de la inserción insoslayable de la persona en la vida social. ❤️Esta inserción está llena de situaciones desafiantes, de retos y acontecimientos imprevistos que escapan al control de la persona, lo que le genera estrés en tanto se percibe vulnerable antes ellos. ❤️Pero no todas las personas que experimentan situaciones de estrés y vulnerabilidad desatan padecimientos depresivos. Aquí juega de manera muy importante la actitud, aspecto del que se deriva la construcción de estrategias de afrontamiento y habilidades de relación interpersonal y social. ❤️La construcción de estas estrategias y habilidades tienen un fuerte anclaje en la infancia y en las etapas del desarrollo individual. Sobre todo están vinculadas con el apego y la protección. ❤️ Si se aprendió a vivir sobreprotegido de niño, es posible que de adulto la depresión se haga presente ante una situación estresante porque faltan herramientas propias de afrontamiento que no se desarrollaron o no se desarrollaron adecuadamente. El amor y el apego pasa por la protección incondicional de los demás que, por ley natural de la vida, dejan de estar ahí para nosotros cuando mueren o hacen sus propias vidas. ❤️En cambio, si se aprendió a vivir en el abandono y el desamparo, la filiación entre amor y desapego genera una percepción de inseguridad y falta de control que se busca mantener y reproducir inconscientemente garantizando seguridad en los demás. Cuando los demás dejan de cumplir ese rol, la situación estresante se hace patente y perdemos el control sobre nosotros mismos, sobre nuestra gestión emocional y sobre la autoconfianza. En ocasiones, es posible suscitar un conflicto de identidad existencial que puede llevar al suicidio. ❤️En ambos casos, la depresión se articula con un desorden del pensamiento que se posiciona en el eje de la identidad, de quien uno es. Por eso se configura como problema en la relación entre autodefinición y dificultades interpersonales en el entorno. ❤️Se trata de una distorsión de la realidad que la factura en forma negativa. El sí mismo se percibe negativamente (inútil, fracasado, frustrado, incapaz), el entorno se percibe negativamente (desafiante, estresante, incontrolable, peligroso, amenazante) y el futuro (imposible, inalcanzable). ❤️En el primer caso, se construyen sentimientos de autocrítica y autoexigencia que tienen un impacto fuerte en la autoestima llevándola a la baja; en el segundo caso, la ausencia de control ante la situación genera incapacidad para construir estrategias de afrontamiento alternativas que conduzcan a la resolución de los problemas, o al menos a tener claro hasta dónde la intervención de la persona puede ser factible o no en ello; en el tercer caso, sobreviene la pérdida de interés, la desesperanza y la desmotivación, la fatiga, el cansancio y una sensible disminución de la actividad física acompañada de ausencia de placer en lo que hace. ❤️La conjunción de estos factores hace que la persona evite el contacto social, se retraiga y aísle tanto por miedo a no poder/saber establecer relaciones sociales e interpersonales que no pueda controlar. El llanto, la sensación de infelicidad, la fatiga y el desánimo, la irritabilidad e incluso la pérdida de libido son manifestaciones sintomáticas de este rechazo a lo social. ❤️Por lo anterior es que la depresión se define como un trastorno que afecta al cerebro, el animo, la autoestima, el comportamiento y el pensamiento; acompañando todo esto con trastornos en los ciclos de sueño, así como alimenticios. Ello puede inducir además al uso y abuso de drogas legales e ilegales. ❤️Desde e punto de vista cognitivo, la depresión es un asunto de actitud. Y esto no significa que la actitud sea fácil de cambiar; sólo significa que se puede cambiar. ❤️Si uno aprende a zafarse de los patrones afectivo-cognitivos construidos durante la infancia, sobre todo aquellos relacionados con situaciones de apego inseguro y desprotección, hay ahí un caldo de cultivo favorable para ganar en autoconfianza y autoestima que son los pilares de la construcción de estrategias sanas de afrontamiento. ❤️Una estrategia sana de afrontamiento implica entender que los recursos psicológicos con los que contamos hoy pueden variar, incrementarse y fortalecerse en la medida en que enfrenamos una variedad de desafíos y retos en la vida; se trata de cambiar la perspectiva de fracaso o frustración por la de aprendizaje y experiencia. Ello implica a su vez que es posible transformarnos como personas y transformar así nuestra realidad, siempre y cuando esta dependa de nosotros. ❤️Una estrategia sana de afrontamiento supone el entendimiento de que hay cosas en la vida que escapan a nuestro control, que hay que aprender a distinguir aquello que depende de nosotros transformar o intervenir, y aquello que no. Eso construye una percepción de aceptación de nuestros propios límites como humanos, lo que contribuye al trabajo de la autoexigencia. Dejamos de exigirnos por cosas que realmente no está en nuestras manos resolver, reduciendo así los niveles de estrés y por lo tanto controlándonos emocionalmente de manera natural. Uno no se percibe fracasado o frustrado ante lo que no puede lograr si no depende de uno. ❤️Una estrategia sana de afrontamiento entiende que las relaciones humanas, con otros humanos o bien con sucesos o acontecimientos en el entorno, es eso: una relación en la que se implican ambas partes. Sobre todo en el caso de las relaciones interpersonales, hay que aprender a distinguir las responsabilidades propias y las ajenas; si en las propias podemos hacer algo, las estrategias de afrontamiento deben incluir escenarios de ejecución, aún con riesgos de no obtener el resultado deseado. ❤️Saber y experimentar que uno hace todo lo que está a su alcance redunda en la consciencia de su propia responsabilidad en la situación estresante, así como en la actitud autocompasiva que se orienta hacia la autoconfianza y la autoestima adecuada. ❤️No obstante lo anterior, hay que tener en cuenta que se trata sólo de la dimensión cognitiva implicada en el depresión. Quizá como trabajo preventivo sea bastante apropiada. Pero siempre recordar que en la depresión se implican factores neurofisiológicos (es una relación mente-cerebro) y genético que son aspectos que escapan a lo cognitivo, aunque desde la epigenética hay estudios que revelan una posibilidad de tratamiento parecido. ❤️Las variables psicosociales que más se implican en la aparición del trastorno depresivo y que de alguna manera también escapan a lo cognitivo son: ser mujer, sobre todo si se dedicarse al hogar o tiene la responsabilidad de cuidar a algún enfermo, el bajo nivel socioeconómico por la exposición prolongada a las vicisitudes de la pobreza, el desempleo, el aislamiento social ya sea voluntario (por personalidad) o impuesto, la violencia y el maltrato sistemático, las personas en condición de migración y el uso y abuso de drogas y estupefacientes. Aquí, lo más probable es que el tratamiento desde la dimensión cognitiva pueda ayudar, pero no sea determinante.

✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay

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