top of page

Trabajo infantil y diferencia de género

Psicoterapeuta Claudia Garibay
Niños trabajando con sustancias

Lamentablemente, en el trabajo infantil existe una enorme brecha de género. Por dar un ejemplo, el porcentaje de niños que sólo se dedica a estudiar, corresponde al 31.8% y el que registra el porcentaje de niños que sólo trabajan, es del 3.7%. El caso de las niñas es diferente, pues sus valores se estiman en 25.7 y 0.2%, respectivamente.


Tomemos además el caso de las niñas que sólo hacen quehaceres domésticos (6.7%), o bien combinan trabajo doméstico y estudios (58.3%); ellas tienen porcentajes más altos en ambos casos que los niños quienes registran un 2.7 y 47.4%, respectivamente.

Esta distribución en la asignación de actividades contribuye a perpetuar los roles de género entre niñas y niños, ya que los niños en promedio tienen mayor probabilidad de acceder a la educación, mientras que las niñas, en promedio, suelen trabajar más en el cuidado del hogar y por lo mismo, tienen menor probabilidad de concluir o acceder a sus estudios.

Niñas trabajando recogiendo basura

Con respecto a esta distribución tan desigual del trabajo doméstico entre niñas y niños, en México los estados del país con mayor porcentaje de niñas ocupadas en el mismo son Chiapas con el 78.8% de las niñas, e Hidalgo con el 74.6%. Los niños, por otro lado, se encuentran mayoritariamente ocupados en trabajos domésticos, por única ocasión por encima del porcentaje de las niñas, en el estado de Yucatán, con 63.8%.

mapa trabajo infantil domestico-01

Si analizamos las razones por las cuales las niñas y los niños trabajan, podemos igualmente encontrar los roles de género inmersos. Entre las niñas y niños menores de 14 años, las principales razones para trabajar son, en primer lugar, “el hogar necesita de su trabajo”, motivo que toma especial importancia entre las niñas (32.2%), y en segundo lugar, es debido a que los infantes deben “aprender un oficio”, que es la razón considerablemente mayor entre los niños (21.1%), siendo porcentualmente dos veces mayor que con respecto a las niñas.

Ambos motivos promueven la reproducción de los estereotipos de género desde edades tempranas, ya que la idea de que las niñas deben trabajar para ayudar en o hacerse cargo de la casa, y que los niños deben trabajar para iniciar su formación para un futuro empleo, perpetúa los roles de género: de proveedor en el caso de los niños y de dependencia en el de las niñas.

Con respecto a la remuneración que perciben los infantes por su trabajo, la brecha de género persiste. La segregación ocupacional por género muestra que las oportunidades de las niñas, y en general las mujeres, en el mercado de trabajo están restringidas a ocupaciones “típicamente femeninas”, que muchas veces son de baja remuneración y ofrecen menos oportunidades de ingreso y desarrollo laboral. Esto se puede contrastar, ya que con relación a la posición en la ocupación, un mayor porcentaje de niños que de niñas se ubica en la de subordinados y remunerados.

Niño trabajando en su bicicleta

En las zonas más urbanizadas, las diferencias por sexo son más notorias: 73% de los niños se encuentran en esta posición en comparación con 58.3% de las niñas. La segregación ocupacional y la diferencia en la remuneración que obtienen niñas y niños, contribuye a perpetuar las desigualdades entre mujeres y hombres, tanto en el mercado de trabajo como en sus hogares. Tal es el caso de las trabajadoras en los servicios domésticos, grupo de ocupación en que se inserta 9.9% de las niñas y sólo 1.1% de los niños.

A manera de conclusión, los estadísticos anteriores además de ser alarmantes con respecto a la cantidad y tipo de trabajo en el que se ven inmersos muchísimos niños y niñas mexicanas, representa el modelo de reproducción de roles de género desde tempranas edades, y permite comprender por qué en  muchas situaciones es tan difícil eliminar la brecha de género: los infantes en estos contextos se desarrollan observando cómo sus hermanas se dedican al trabajo doméstico, mientras ellos lo hacen respecto de trabajos de mayor “fortaleza” que les permitirán tarde o temprano insertarse en algún mercado del que ellos conozcan el oficio.

Joven trabajando en el campo

El trabajo infantil no sólo atenta contra el desarrollo integral de las niñas y los niños, sino que promueve la desigualdad de género y les enseña tanto a niñas como niños, que efectivamente existe una diferencia sustancial entre ellos. Es hora no sólo de acabar con el trabajo infantil; es hora de analizar y cuestionar lo que les estamos enseñando a nuestros niños y niñas, porque no hay mejor seguridad para su futuro, que el de la igualdad de género y el de una niñez sana.

✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay


Compártelo:

Yorumlar


Aprende A Amarte

Aprende a Amarte es una asociación sin fines de lucro.

©2022 by Aprende A Amarte.

bottom of page