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  • Psicoterapeuta Claudia Garibay

Perspectivas clave para entender el consumo de drogas en México, en adolescentes y jóvenes

– Un poco de contextualización revela que el 5% de la población mundial consume drogas, ya sean legales o ilegales.


– La legalidad o ilegalidad del consumo es un asunto económico y político no de salud.


– El consumo de drogas no es un problema si se hace de forma controlada e informada, ya que esto implica disminución en el consumo.


– Revela un problema para adolescentes y jóvenes porque acarrea consecuencias en el cerebro, pero las investigaciones no se ponen de acuerdo sobre si esto es dañino o no en términos de irreversibilidad.


– Hay que abolir una visión punitiva del consumo y falaz de las drogas. Esto no ha conducido a más consumo.


– Las causas de la drogodependencia son entre 40 y 60% genéticas. Esto cambia el panorama.


– Sin embargo, hay factores de riesgo para la drogodependencia y son sociales, culturales y económicos. Una buena política pública en torno al empleo, la escolaridad, los modelos familiares y contextos de no violencia o criminalidad, evitan el consumo abusivo de drogas y su consecuente dependencia.


– Por eso los expertos hablan del consumo de drogas como un fenómeno (multifactorial, para más señas) y de la drogodependencia como un problema de salud pública.


– Drogas hay muchas. Entre las legales están el alcohol y el tabaco, pero también el azúcar y

los medicamentos. La epidemia de azúcar hoy es algo de lo que no se habla, pero los expertos lo refieren con bastante crudeza.


– Entre las ilegales, dependiendo del país se encuentran las psicotrópicas, y los expertos hacen diferencias entre las drogas naturales y las sintéticas. Para estas últimas el consenso es que son muy dañinas, para las naturales las opiniones están divididas. Hay una perspectiva antropológica que entiende el consumo de psicotrópicos naturales como parte de las necesidades de trascendencia del ser humano.


– En el consumo de drogas intervienen factores psicológicos, biológicos y socio-contextuales. Entre estos últimos hay bastante investigación que pondera la masividad de la producción, el acceso y la distribución de drogas, la difusión en medios por parte de la publicidad que construyen una percepción errónea de que las drogas son inocuas, y una cosa es que pueden no hacer un daño irreversible y otra que no hagan daño en absoluto. En toda la literatura consultada, el daño está presente a corto, mediano o largo plazo, según sea el modelo de consumo.


– Desde el punto de vista psicosocial las tensiones sociales, contextos de vulnerabilidad social y económica y los modelos familiares de conducta son los factores de riesgo más mencionados. – De todos ellos, la relación entre disfunción familiar y consumo es la más aceptada como el factor de mayor consecuencia.


– En el caso de jóvenes y adolescentes deserción y desmotivación escolar, son cruciales también.


– También se hallan correlaciones importantes entre la ansiedad, el estrés, la depresión, la baja autoestima y el consumo abusivo de drogas. Esto importa si vemos la encuesta nacional del bienestar autorreportado (EMBIARE 2021) en México que revela que en promedio, las mujeres reportan un bienestar de 5/10, experimentando un aumento de la depresión en 20%, otro 20% con ansiedad severa y el 30% con ansiedad leve. Las causas son básicamente relacionadas con el ingreso, y el trabajo.


– En el caso de adolecentes y jóvenes se evidencia aumento de consumo excesivo, con patrón de abuso relacionad al consumo recreativo y de evasión de la realidad. Las causas son difusión familiar y percepción incorrecta de los riesgos a la salud en el caso del consumo recreativo, y maltrato y disfuncionalidad social en el caso del segundo.


– Los expertos señalan que hay consumo experimental, social, regular, intenso y compulsivo, pero que no necesariamente la dependencia sigue esta secuencia.


– Hay 4 modelos que explican el consumo de dependencia.

  1. Modelo tradicional, donde la dependencia de la sustancia, debido a las propiedades de la sustancia. Este modelo ha ido perdiendo relevancia a la luz de investigaciones recientes.

  2. Modelo neurobiológico, donde se entiende el consumo como una enfermedad del cerebro, concretamente centrada en los centros motivacionales y de reforzamiento vinculados a las recompensas. Este modelo está ganando terreno en la investigación, incluso por encima del modelo psicosocial.

  3. Modelo psicosocial, que entiende la drogodependencia como una adicción física ligada a lo psíquico. Para este modelo lo individual va estrechamente ligado a lo social, y la explicación del consumo corre a través de entender la manera en que el individuo percibe la realidad en la que se inserta y cómo la enfrenta.

  4. Modelo biopsicosocial, reúne al modelo neurobiológico con el psicosocial y entiende que la adicción también puede tener bases biológicas y genéticas, además de psicológicas y contextuales (sociales, culturales y económicas) impactando así en la salud del individuo.

– Se ha demostrado que el consumo a edades tempranas, aumenta la probabilidad de consumo en edades adultas y con riesgo de dependencia.


– Entre los daños físicos y psicológicos del consumo de drogas en edades tempranas están: hepatitis, VIH, trastorno bipolar.


– Entre las causas psicológicas más aceptadas está: carencia o pérdida del sentido de comunidad, o su extremo, pertenencia a una comunidad que presiona para que el consumo sea parte de su identidad.


– Posibilidad de solución para el consumo temprano: a mayor riesgo percibido, menor consumo. Esto no pasa por meter miedo ni hacer consecuencia sobre el daño, menos por estigmatizar al consumo y castigar a los consumidores, sino por responsabilizar a los jóvenes sobre su propia salud y bienestar.


– Hay que tener en cuenta que si bien las sustancias psicotrópicas no causan dependencia por sí mismas, el consumo puede estar predispuesto por los factores de riesgo que se han mencionado antes.


📷 @sinashagrai

✍ Psicoterapeuta Claudia Garibay

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